viernes, 13 de agosto de 2010

Soneto


En mi casa de límpidos cristales
voy abriendo hasta el último postigo;
y por mejor estar, no estoy conmigo,
sumido en lejanías ideales.

Mas allá de mis bienes y mis males,
absorto en horizontes, sin testigo,
hay algo en las nubes que persigo
como en islas remotas e ideales.

Es un viaje de viajes, silencioso,
que ahonda la quietud en que reposo,
y siento como un río que se expande,

henchido frente al mar que se adivina,
que un misterio profundo se avecina
azul y bello, doloroso y grande.

Pedro Prado

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